Érase una vez en un pueblo de esos de tantos que hay en nuestra España de guitarra y bandurria, charanga y pandereta, devotos de personajes capudos, de vírgenes de todos los nombres, cofrades del dulcísimos nombres, de señoras como Carmen y Rosario, de patrones de nombres impronunciables.
Allí se montó una sastrería con lo más selecto del vecindario, y como no podía ser de otra forma pues se montó en el bar. Ese lugar donde se arreglan todas las cosas y se joden otras tantas. Si prestan atención, cosa muy común eso de “hacer oreja”, verán que nunca se miente, solamente se exagera, pero que a menudo por aquello del “hacer oreja”, las informaciones no son nítidas y las frases cambian.
Ejemplos haylos:
Pascual Ferrer Mirasol (Híjar, 1957)
De su familia, de sus amigos, de su pueblo. Conversador y discutidor en tertulias de alta alcurnia.
Piensa demasiado, oye demasiado y habla demasiado.
Le gustan las cosas sencillas y le sorprende el día a día.
Ha publicado “Imágenes” y “Escuchando a mi tambor”, sobre la Semana Santa del Bajo Aragón y de Híjar en especial. Colabora en publicaciones como “Rujiar”, “El Adarve” o “Arundo Donax”, del Centro de Estudios del Bajo Martín
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